sábado, 3 de setembro de 2022

mulher-gato (traição a Enrique Jardiel Poncela)


    


    Tinha os olhos verdes dos gatos, tão dos gatos que até fosforesciam na escuridão.
    Como era fácil o meu amor por ela!
    À noite, e graças às felinas propriedades daqueles olhos, eu nunca acendia a luz para ver as horas no relógio. Nem para ler um livro quando estava com insónia. Bastava-me pedir: «Flérida, querida, podes focar os olhos no livro para eu ler um pouquinho?»
    Enfim, era a mulher ideal se esquecermos o espírito demasiado gatesco, pois adorava deitar-se dentro do braseiro, deliciava-se com peixe, feria-me com os seus arranhões.
    Para mim, nada disto era imperdoável.
    Imperdoável era ela sair da cama nas madrugadas de janeiro e subir ao telhado para os seus passeios ao luar.

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    MUJER-GATO (ENRIQUE JARDIEL PONCELA)

    Aquella mujer tenía unos ojos verdes, como los de los gatos, y eran tan iguales a los de los gatos, que hasta fosforescían en la oscuridad.
    ¡Qué cómodo resultaba amarla!
    Porque gracias a las felinas propiedades de sus ojos, en la noche uno veía la hora del reloj, sin tener que encender la luz. Y para leer un libro en los momentos de insomnio, tampoco hacía falta encender la luz. Bastaba con decirle a ella:
    — Flérida, hija, haz el favor de enfocarme los ojos al libro, que voy a leer un ratito.
    En fin, era una mujer ideal. Lo malo estaba en que, a causa de su espíritu gatuno, le encantaba echarse en la tarima del brasero, y adoraba el pescado, y daba unos arañazos terribles. 
    Y aun esto podía perdonársele.
    Lo que ya no se le podía perdonar era el que en las noches de enero se levantase de madrugada y se subiese al tejado a dar paseítos bajo la luna.



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